Ayer fue el día de la Uned y durante todo el día se estuvieron sucediendo eventos en las diferentes sedes. Tuve la oportunidad de asistir a la presentación del libro "Como superar la crisis: Decálogo de supervivencia" y al coloquio que le siguió después.
No pretendo hacer apología del libro, que ni tan siquiera he leído, pero si comentar algunas de las cosas, que tanto los autores, como los asistentes comentaron y que aunque son de sentido común, muchas veces no nos paramos a pensar.
Esta claro que para salir de la crisis uno tiene que agudizar el ingenio y adaptarse a las circunstancias. Una persona que lleva toda la vida trabajando en una cadena de montaje de coches o en la construcción y se ve de repente sin trabajo, tiene que adaptarse a la nueva situación y tratar de encontrar trabajo en otro sector, sin perder siquiera tiempo en lamentarse sobre la mala situación del sector del automóvil o de la construcción. Esta claro que en estos tiempos hay mucho paro, pero siempre hay unos sectores que están mejor que otros y es ahí adonde hay que dirigir ese esfuerzo.
Me llamó la atención la dedicatoria especial al último nobel de economía, Krugman, del que se llegó a comentar que es un ejemplo que todos deberíamos seguir en estos tiempos de crisis. Lo curioso es que se le ejemplifica, no por el contenido de sus exposiciones sobre lo prolongada y dura que será la crisis, sino por ser capaz de haberse creado su propio nicho de mercado viajando como embajador económico alrededor del mundo y cobrando una elevada suma por sus ponencias. Está claro que si nos dijera que todo irá bien dentro de un año no tendría la misma repercusión. Lo veo algo así como Al Gore con el tema del cambio climático. No quiero discutir las ideas propuestas por ellos, sino el modelo de negocio que han sido capaces de generar en torno a esas ideas. Está claro que son ejemplos vivos de como adaptarnos a estos tiempos y sacar provecho de las situaciones adversas.
Otro de los temas comentados durante el coloquio es el de la confianza del ciudadano. Que estamos en crisis no lo duda nadie. Lo que quizás si se puede poner en tela de juicio es el miedo escénico que sacude a gran parte de la sociedad que no se ve afectada de forma directa por la recesión. Los autores hicieron alusión de forma expresa a los jubilados. Un jubilado, a pesar de la crisis, sigue cobrando su pensión. Incluso si somos un poco retorcidos, su situación ha mejorado levemente respecto a años anteriores, ya que cuando la inflación situaba el IPC en el 4%, las subidas de las pensiones no llegaban a esas cifras, lo que implicaba para este colectivo una pérdida de poder adquisitivo. Sin embargo, con la situación actual en la que el nivel de vida prácticamente no sube, este grupo ha mejorado su situación. Por otra parte, se ha reducido drásticamente el consumo. Y ¿por qué?, podríamos preguntarnos. Seguramente por una cuestión de pura falta de seguridad y confianza.
Para finalizar también se discutió sobre los actores culpables en esta crisis. Que si son los bancos, el gobierno, el propio sistema económico... Aquí hay todo tipo de versiones. Lo único claro, es que si no hubiera estallado la crisis a nivel mundial, con epicentro en EEUU, a nosotros los españolitos nos habría tocado sufrir en solitario y en silencio una crisis aguda, que habríamos bautizado con carácter exclusivo como la crisis del ladrillo. Debido a la crisis mundial, parece que nos podemos refugiar en el cataclismo general y no mirarnos demasiado nuestro ombligo, por no decir, que el modelo del ladrillo está agotado y que España debe desarrollar y promover las nuevas tecnologías y la innovación, ya que en los tiempos que corren nunca podremos competir por precio con los países emergentes y en vías de desarrollo.